Tres microrrelatos Luisa Etxenike

Donostia Kultura puso en marcha DK Etxean en la primavera de 2020, durante el periodo de confinamiento por la Covid-19, con el objetivo de seguir apoyando la creación cultural. Este texto forma parte de Koadernoa, programa en el que escritores/as locales crearon relatos breves para publicarlos en www.donostiakultura.eus.

Anestesia local

Un vecino les dice a los periodistas que cubren el crimen:
- La televisión me impone un poco, la verdad, pero lo que quiero decir es que no me lo explico. Era un hombre normal. Nunca el menor problema en el vecindario. Y educado además.
Otro añade, mirando directamente a la cámara:
- Yo lo mismo. No me lo puedo creer. Y simpático cuando te lo cruzabas en la escalera.
- ¿Y ella? ¿Pueden decirnos algo de la muerta?
- Más reservada, más rara. Apenas hablaba.
- Justo saludar y nada más.

Lengua materna

- Qué fácil es hablar mal de ella- dijo torpemente el hombre sentado en una mesa vecina-; ahora que se ha ido y no puede defenderse.
Y todos se volvieron hacia aquel extranjero y se callaron.

Nuevas tecnologías

Agustín se puso el abrigo, cogió la gorra y el bastón y salió a la calle. Empezaba, como todos los días, un largo paseo por la ciudad.
- Qué cambio- decían sus familiares-; llevaba no sé cuántos años sin salir y ahora no para en casa.
- ¿Tendrá a alguien, ahí fuera?
- Qué dices. A su edad.
- Lo que quieras, pero cada día parece más joven.
- No sé cuántos años sin salir, mustio como un ajo olvidado, y ahora esto.
Como cada día, Agustín se alejó unas cuantas manzanas de su casa, para evitar que le vieran por la ventana. Entonces se puso los auriculares, los enchufó al móvil, que mantendría bien visible, en su mano izquierda, durante todo el paseo.
Empezó a andar y a hablar solo como hacía siempre. Pero ahora no parecía un loco, gracias a estas nuevas tecnologías, sino alguien que hablaba animadamente por teléfono.